Los delitos rara vez suceden de forma espontánea, responden a ciclos de vida que se acomodan al contexto de cada territorio de formas únicas, aprovechando sus vulnerabilidades particulares (u oportunidades, según el punto de vista) , recorren pasos hasta que las conductas se han materializado y la única opción es la reacción tardía.
En el proceso existen alertas que de ser identificadas podrían llegar a evitar o al menos reducir la materialización de los delitos y ciertamente podrían mejorar la sensación de vulnerabilidad que aqueja a los habitantes de la localidad.
Buena parte de los esfuerzos actuales se centran en la sanción y el castigo al delito, cuando ya no hay vuelta atrás.
Esto aplica para todo tipo de delitos, desde el hurto de bicicletas, el microtráfico, el consumo de sustancias psicoactivas, el hurto a comercio, el hurto a personas, etc.
Llamado a la acción
¿Qué pasaría si logramos caracterizar y mapear esas dinámicas?
¿Cómo identificar los entornos que representan riesgos y amenazas a la seguridad?
¿Cómo utilizar herramientas para predecir delitos antes de que se materialicen?
¿Cómo identificar las raíces de las culturas delictivas para enfocarnos en prevención en lugar de la sanción?
¿Cómo apropiar a cada comunidad de este conocimiento para que tome medidas?